Irreversible -Carlos Sosa

Irreversible o la estética de la amenaza

En la segunda mitad de la década de los años ’60 del siglo XX , a la que podríamos asumir como período de disolución del primer imaginario moderno , los artistas – y por sobre todo los de la escena norteamericana – reflotan la duchampiana, si no neodadaísta, idea de arte y vida como alternativa a la imagen deflacionada de los modos pictóricos tradicionales, abstractos o no.

El Minimalismo, el Land Art, la Instalación, las Performances, entre otros movimientos alternativos, y como inmediatos al conceptualismo, descubren en el ámbito natural y artificial – el paisaje y la ciudad – una vigorosa y radical vocación estética. Es de suponer entonces que verborragias neologistas tales como objeto específico, sitio específico, instalación , intervención … pretendan traducir, al mismo tiempo que suavizar, el radical filo literal del arte sesentista como novedosa operación positiva en estas dimensiones de lo real. Hoy, mucho de la producción artística contemporánea globalizada aún explora la experiencia, las ideas y el concepto de estas proposiciones.

Sorprendentemente condescendiente con las estrategias minimalistas – reducción formal, repetición, seriación y reificación -, William Paats instala tres grandes recipientes , rigurosamente divididos en mitades geométricas, conteniendo arena y carbón, simultáneamente en espacios significativos de instituciones culturales de la ciudad: Centro Cultural de España “Juan de Salazar” (Sala Goya), Manzana de la Rivera (Patio Leonor) y Centro Cultural Cabildo (Explanada de acceso). Con todo, Paats logra controlar la gélida cosidad de sus objetos específicos restituyendo el significado agregado – historia, memoria, experiencia – a través, si no de metáforas estructuradas, de estrategias poéticas de sustitución biunívoca indefinida: la vida y la muerte por lo claro y lo oscuro, o lo frío y lo
cálido por lo vacío y lo lleno…; así, el carbón y la arena, en sutil literalidad de causa y efecto, expresan desde nuestro presente el futuro yermo, estéril e inútilmente petrificado de una naturaleza y una humanidad por desaparecer.

Además, es posible que la obra de Paats opere sobre deliberados olvidos o aplazamientos del lenguaje específico de la propuesta: “descuida” determinadas condiciones de estructura – complejo de relaciones – en detrimento del significado y el sentido de los objetos en función de la complejidad contextual convencional, escala y proporción significativas, diferenciación contextual, entre otros. Sin embargo, la iteración sistemática y desestructurada del mismo objeto en “cualquier” lugar, como otra sustitución clave, aplaza el hic et nunc de la eterna diferencia y el cambio para exacerbar la gelidez y el estatismo de la nada.

Vinculada a reconocidos espacios institucionales de arte de Asunción, hay en esta inquietante, a modo de lápida, instalación de piso – tipología ya histórica -, y no como propósito añadido, un claro compromiso de la ética del artista con el devenir del arte y la vida; actitud que desde posturas individuales y compromisos institucionales diversos los artistas del mundo vienen sosteniendo como uno de los fundamentos centrales de la realización artística con relación a la naturaleza, el mundo, el hombre y la historia.

Carlos Sosa
Asunción, mayo de 2006