¿Obstinación o tautología?
Con varios dispositivos estéticos WASSER plantea una reflexión sobre el problema contemporáneo de las alteraciones ambientales vinculadas con la dimensión ecológica. Para muchos expertos, estamos en la frontera de cambios irreversibles que modificarían las condiciones estables y previsibles de la existencia hasta hoy vividas. Y si bien la situación, para muchos apocalíptica, parece mejor definida como asunto científico, es el campo político-ideológico el que ha avanzado significativamente en el abordaje crítico de esta cuestión vital. A la larga, y como conciencia expandida, la responsabilidad sobre el equilibrio ambiental se hace universal y permea otros ámbitos, como lo cultural, lo social y lo histórico. Aquí, el arte y sus diversas estrategias simbólicas asume y agenda un compromiso, manifiesto en obras y propuestas estéticas específicas.
William Paats, casi obsesivamente, trabaja la cuestión ambiental hace más de una década, siendo el agua una de las dimensiones más exploradas y a la que dedicó una especial atención. Pero hoy, así parece, la inquietud gana complejidad si atendemos la envergadura y los desafíos que sostienen esta reciente versión. Estas obras, casi todas y vale recordar, ocuparon lugar en instituciones culturales en el país y en el exterior.
En su conjunto la obra promueve una estrategia que ora apela a lo objetual, ora convoca a lo gráfico, o, alternativamente, puede incurrir en la imagen tecnológica; pero como fuera, una extraña tautología vertebra, quizá unifica, todo el sistema de imágenes: la idea del agua como condición esencial de supervivencia y como elemento natural no renovable parece vivificarse al circular ininterrumpidamente por los medios.
Una mirada atenta puede develar, por ejemplo, en la “canilla” la sutileza con que la poética frusta la pretendida vocación de ready-made del objeto enfatizando la desfuncionalización literal del mismo; la “canilla” está desinstalada y no suministra agua: lo vital ya es ausencia.
En la obra gráfica Wasser cada una de las letras azules que la conforman remiten al agua y a una anterior propuesta – Gota a gota- simultáneamente. Aquí el giro poético libera un sentido alternativo muy acotado que supone jugar: gota a gota o letra a letra. En Ykua, la imagen tecnológica permite poner en escena recortes de un fenómeno natural como la surgente de agua y tensar toda la propuesta con la denominación en guaraní –lo primitivo- del fenómeno y el despliegue contemporáneo de la imagen digitalizada.
El itinerario, casi ritualizado, de la propuesta dispone un rotundo imaginario compartido: son como estancias en el metafórico discurrir circular en las que recordar, una y otra vez, un paisaje, percibir un aroma o el susurro de una corriente que aún están o que pronto no estarán.
Carlos Sosa
As., junio de 2016