Requiem -Texto de Carlos Sosa

REQUIEM, una estética de la reconciliación

En el año 2007, importantes zonas boscosas de la Región Oriental del Paraguay fueron víctimas del más grande incendio forestal que se haya conocido en nuestro medio. La voracidad expansiva de las llamas duró lo bastante como para convertir al sistema de bosques y praderas en un desolador páramo.

El crimen ecológico conmocionó a la sociedad en su conjunto. Pero fueron  los diversos sectores sociales y las organizaciones interesadas en defender el patrimonio natural y ecológico regional quienes alzaron la voz de protesta no sólo denunciando el horror, sino también reclamando una impostergable toma de conciencia  que acelere y fomente la sensibilización de la sociedad toda. La reacción no se hace esperar, y entre el asombro y la tristeza, los medios de información difundieron por el mundo las dramáticas, si no apocalípticas, imágenes de la agonía y muerte de una significativa parte de la vitalidad natural y ambiental del mundo que habitamos.

Históricamente, la naturaleza inquietó al hombre hasta convertirla, ora  en objeto de adoración, ora  en objeto de  exploración y dominación. Por ello, los sistemas ánimo-representativos primeros dieron paso a formas expresivas y conceptuales posteriores tanto en el ámbito artístico como en el ámbito científico: los pintores de Altamira y del  Renacimiento, por ejemplo, y cada cual a su vez, vieron el mundo natural desde lo mágico-sagrado y desde lo bello-placentero. Y aunque parezca imposible, la mirada científica del mundo también se rige en gran medida por el
mismo imaginario.

Las imágenes documentales que constituyen la puesta de REQUIEM son registros testimoniales de una naturaleza violentada. La videograbación  hoy no muestra el aura  de lo sagrado y de  lo bello, sino el rostro horroroso de la extinción, de la muerte… Por esto, la crudeza de la imagen sólo sigue la pauta que le impone el caos de la transfiguración del tiempo y del espacio: cruje y crepita lastimera  la vida bajo el paso implacable de las llamas, el color empalidece y el tiempo se detiene en la gelidez mortecina de los grises y negros, el caos deviene anomia y la estesis vital colapsa.

El artista dispone en una   sala  imágenes y sonido del archivo  periodístico del Canal 9 (S.N.T.), la grabación del Réquiem de Mozart por la Filarmónica de Berlín, bruma de incienso y un determinado número de muebles; un conjunto de ready-made que le permite, metáfora de por medio, evocar y poner en escena la Misa por los muertos.  Más allá de lo visual, a saber, la obra de  William Paats se empeña en integrar elementos que estimulen una fuerte experiencia estética que, a la postre, aliente la reflexión sobre la amenaza que presupone para la vida el desequilibrio y el desencuentro entre la naturaleza y la cultura contemporáneas.

Carlos Sosa
Asunción, abril de 2008